sábado, 5 de marzo de 2016

Glocalismo

La "glocalización" es un concepto que empezó a perfilarse en la década de 1980, aunque tiene antecedentes en las ideas de Marshall McLuhan, quien habló del mundo como "Aldea Global" por la década de 1960. La palabra como tal, surge de la composición entre globalización y localización, y se aplicó inicialmente para las prácticas comerciales de Japón. El concepto procede del término japonés "dochakuka" (derivada de dochaku, “el que vive en su propia tierra”), pero otras referencias señalan al sociólogo alemán Ulrich Beck, como el creador del término y su difusor. No obstante, parece que el primer autor que saca a la luz explícitamente esta idea es el también sociólogo Roland Robertson.

Esta idea se ha generalizado y aplicado a las relaciones de todo tipo que se establecen en este mundo de interconexiones y globalización, pero que implican una relación directa con el hecho local. La "glocalidad" puede entenderse entonces como aquella mezcla que se produce entre elementos universales con particulares. La glocalización es la mezcla que se da entre los elementos locales y particulares con los mundializados. Supone que en un mundo global, en el que asistimos a una progresiva supresión de las fronteras a nivel económico, político y social, se incrementa la existencia de custodias culturales, generadas por las personas que defienden sus tradiciones de la globalización cultural. Es decir, se acepta la cultura globalizada pero se defiende la localizada.

De ahí surge la noción de glocalismo: aceptar las culturas universales, entender la globalización a través de los medios y el digitalismo, pero defender y cultivar aquellos valores que identifican los propios espacios sociales en ámbitos relativamente reducidos. O sea que sin negar cada expresión regional, se acepta a su vez la internacionalización de las culturas. El glocalismo se ve en aquellos movimientos que usan los medios masivos y digitales, los recursos económicos y sociales globales, para defender y dar a conocer sus propias manifestaciones locales. El uso de la Web, las redes sociales, los medios digitales y sus dispositivos, que implican una universalización, permiten también una explosión de formas puntuales, regionales y propias de las diferentes culturas que defienden su derecho a ser reconocidas en el tiempo y en el espacio, en esta gran aldea en que se ha convertido nuestro planeta.     


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